El pueblo de los malditos celebró su fiesta de fin de curso. Los padres no tuvieron más remedio que asistir. Asustados y con sus mentes paralizadas, bebieron ponche, soplaron matasuegras y tiraron confeti al son de las cuatro estaciones de Vivaldi....
mmmm
Puf..... aaaagg
eeeeeh
nada... que estoy muy poco inspirado para escribir.
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